Los expertos en sostenibilidad coinciden en tres parámetros fundamentales:
- Eficacia.
- Reducción del consumo.
- Reducción de la población.
Un estudio detenido de estas propuestas, en especial de la primera y segunda, nos lleva a pensar en el sistema de gestión de residuos actual. Los materiales se diseñan para ser usados en un ciclo de vida, pero se fabrican con materiales duraderos y ricos que podrían aguantar más usos. Su final inmediato es la escombrera o vertedero. Vertederos como el de Valdemingómez en Madrid comienzan a plantear nuevos proyectos de gestión de residuos basados en el reciclaje. Por ejemplo, los escombros seleccionados de un edificio se transforman en machaqueo para posteriormente pasar a formar parte de la cimentación de una nueva edificación. Pero esto no es suficiente.
No existe una etapa intermedia. ¿No existe una etapa intermedia?. ¿Tan deteriorados están esos materiales de construcción que no podrían ser reutilizados?. Seguro que crear, crear, crear, no es la solución.
Un ejemplo claro es el Windsor. ¿Cuántos m² de materiales no afectados por el fuego se perdieron sin un segundo uso potencial? ¿La tabiquería de placa de yeso laminado no se hubiera podido reutilizar? Es cierto que los edificios singulares o administrativos requieren una calidad A (por así denominarlo) para su imagen. Pero, pongamos el ejemplo de un banco. La sede central va a sufrir una reforma y la fachada va a ser repuesta. ¿No podrían reutilizarse esas piezas de fachada para las envolventes de las nuevas sucursales?
Esto es lo que se fragua en las bolsas de subproductos. Webs que se encargan de poner en contacto a gente que quiere deshacerse de materiales de excedentes o procedentes de demoliciones con personas que buscan materiales constructivos similares a esos. ¿Existe algo más coherente y sencillo?
Hace unos días, tras una conferencia de Santiago Cirugeda (al que os recomendamos encarecidamente que sigáis), el profesor Andrés Perea decía: “Es hora de construir la idea arquitectónica, no de inventarla”. Los tiempos han cambiado y ¿por qué no saber de qué materiales disponemos antes de comenzar a diseñar una edificación?
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